La clave de los sistemas confinados
Uno de los temas que despierta interés entre los tamberos, de cara al futuro, es el manejo de sistemas de producción en confinamiento. Por ello, en una reciente jornada de los CREA de la zona Mar y Sierras, el consultor Fernando Bargo expuso sus conocimientos sobre este tema, aclarando que todavía hace falta mucho trabajo en el país para efectuar recomendaciones definitivas.
Derribar prejuicios.
Bargo mostró numerosas imágenes de sistemas confinados en diversos países, que incluyen los free stalls, los dry lots y otros sistemas en los que la hacienda en producción permanece bajo techo. Estos sistemas no se han desarrollado aún en la Argentina, pero resulta conveniente ir conociendo las principales características que exhiben en otros países, principalmente en EE.UU.
El orador dijo que hay una serie de preconceptos provocados por el desconocimiento de los sistemas de confinamiento. Entre ellos, se dice que “son más complejos”; que “estresan a las vacas”; que “afectan la salud animal” y que “son menos rentables”. “Son todos preconceptos que van a ir desapareciendo en la medida en que vayamos manejando estos sistemas”, aseguró Bargo, para agregar: “Hay que tener apertura mental y no dejarse llevar por paradigmas, ya que todavía nos falta mucho por conocer de estos sistemas”.
Es cierto que se pueden generar algunos inconvenientes en la sanidad y en la variabilidad de la producción, pero ellos tienen que ver con problemas de manejo y no con el sistema en sí mismo.
Desafíos.
Durante su presentación, Bargo presentó tres conceptos simples de sistemas en confinamiento y que, a su vez, son los desafíos que habría que atender en los sistemas intensivos de producción de leche. El primero es la variabilidad en el consumo de materia seca (CMS); el segundo está vinculado a la rutina de alimentación y al confort, y el último refiere a la elección del tipo de sistema confinado: free stalls versus dry lots.
Con respecto al primer punto, Bargo afirmó que en estos sistemas se deben priorizar valores altos de consumo y se debe disminuir su variabilidad. “Este es un aspecto muy importante que se nos presenta tanto en el sistema confinado como en el pastoril: como trabajamos con sistemas biológicos, enfrentamos planteos que son variables per se; nuestro desafío permanente es disminuir esa variabilidad”, señaló.
Afirmó que en el tambo hay que lograr altos consumos de materia seca, ya que “esa es la forma de ser más eficientes”. Explicó que “a diferencia de lo que se hace en el feed lot, cuyo objetivo es disminuir diariamente el consumo de materia seca manteniendo la la ganancia de peso para ser más eficientes, con una vaca lechera no se trabaja con una eficiencia de más con menos, sino de mucho más, con un poquito más. Es decir, si queremos lograr mayor eficiencia en litros de leche, tenemos que hacer que la vaca lechera consuma más”.
Bargo dijo que “en el tambo hay que disminuir la variación diaria en el CMS. En Chile, vimos dos grupos de vacas entre los cuales había siete u ocho litros diarios de diferencia en la producción. Sin embargo, no había nada en términos de nutrición que explicara esa diferencia; únicamente hubo deficiencias de manejo, como la falta de algún ingrediente en la dieta, una variación drástica de la materia seca del alimento o algún otro factor que explicó esa variación en la producción de leche y en el consumo”, señaló.
Un sistema de confinamiento bien manejado ayudará a obtener consumos más elevados y constantes, respecto de sistemas pastoriles en los que el consumo puede variar por cuestiones climáticas.
Rutina de alimentación.
Otro tema muy importante es la rutina de alimentación. “A menudo, la variabilidad que se observa en los consumos está dada por las variaciones en los porcentajes de materia seca”, destacó el orador, quien midió variaciones que van del 31 al 34% de materia seca en un silo de maíz según el lugar de muestreo”, sostuvo Bargo.
“Si quisiéramos reducir esa variabilidad, tendríamos que medir todos los días en el horno de microondas el porcentaje de materia seca de todos los alimentos húmedos que le damos a nuestras vacas y ajustar en función de ese porcentaje. Es decir: cuando viene más seco, van a ser menos kilos y viceversa”, comentó el orador, quien aseguró que “eso permitiría reducir los serruchos de la producción vinculados con aspectos nutricionales”.
Asimismo, Bargo señaló que los productores deben recurrir a los técnicos para medir la variación y verificar hasta qué punto es normal. “Para determinar qué pasó pueden utilizarse herramientas estadísticas simples. Este tipo de manejo es algo que no se ve mucho y que habría que impulsar para apuntalar al tambero”, aconsejó.
Un indicador muy práctico para evaluar la variabilidad en la alimentación es el porcentaje de grasa en el tanque. Hay una muy buena relación entre este último y la variación de la alimentación. “Si el porcentaje de grasa en el tanque revela altas variaciones, es porque seguramente las vacas no han comido en forma estable”, especificó Bargo.
Free stalls y dry lots.
El disertante describió que en la zona lechera de EE.UU. hay dos sistemas típicos de producción de leche en confinamiento. Los free stalls, que son típicos de California, están más generalizados por su costo y por la disponibilidad de la tierra, ya que este sistema insume muchos menos metros cuadrados con respecto a un dry lot. La otra razón tiene que ver con las regulaciones ambientales y con el manejo de efluentes, que es mucho más estricto y regulado en ese estado.
En cambio, en Arizona se encuentran razones inversas por los cuales los tamberos usan dry lots: tienen mayor disponibilidad de tierra, el sistema les demanda una inversión menor y allí los efluentes no son tan problemáticos. Bargo diferenció ambos sistemas: “En los free stalls, las camas son individuales; en cambio, en los dry lots son grupales. Además, estos sistemas tienen hacia atrás una superficie mucho mayor y también tienen bien marcadas las pendientes”.
Destacó que un tema central en los sistemas confinados es la preparación de la cama todos los días: “El tractor tiene que pasar, arrastrar la tierra y la bosta seca. Eso lo hacen todos los días y es lo que se llama manejo del confort. A nadie se le ocurriría manejar un sistema en confinamiento sin prepararles la cama a las vacas todos los días. Obviamente, si uno prepara la cama una vez por semana, van a aparecer mastitis y otros problemas y va a ser un sistema perjudicial para la salud animal. Pero si uno hace un buen manejo de las instalaciones, seguramente va a ser confortable para los animales y con buena sanidad”, distinguió el especialista.
Tomado de: http://jairoserrano.com/2016/01/la-clave-de-los-sistemas-confinados/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+JairoSerranoRSS+%28Blog+Ganadero+-+Prosegan+Colombia%29
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